Dos libros y seis portadas. En Raros, radicales y rebeldes me había dejado muchos personajes en el tintero, sobre todo femeninos, así que publiqué una segunda parte: Raras, radicales y rebeldes. Dos volúmenes que suman 132 microbiografías ilustradas y microperforadas para enmarcar. Los hombres y mujeres convocados en estos libros fueron vistos como extraños por sus contemporáneos: sólo su habilidad para escribir un poema, pintar un cuadro o bailar sobre un ring les pudo otorgar la bula de perseverar en su diferencia. Raros, radicales y rebeldes: tres adjetivos que estigmatizan a quienes, con orgullo o indiferencia, los reciben. La diferencia les ha hizo un poco más libres, un poco más dueños de sus días, ya que no más felices. Las pequeñas notas biográficas que constituyen estos libros no pretenden —de ninguna manera podrían— explicar la totalidad de una vida: son pinceladas, mínimos retazos, breves apuntes escogidos que inviten a buscar.