En una publicación, imágenes y textos están llamados a convivir, a dialogar y a disputarse mutuamente el protagonismo. El discurso visual fluye ajustándose a ritmos y cadencias, manteniendo la coherencia gráfica, estableciendo pautas de lectura, jerarquías y códigos que hagan más fácil e interesante la experiencia de ir pasando páginas. Lo que más me gusta de maquetar un libro, un catálogo o un opúsculo, es tomar un montón de decisiones que, sin embargo, redundan en una suerte de invisibilidad o transparencia del diseño, facilitando el encuentro, en las mejores condiciones, entre la publicación y el lector. Clientes como el Ayuntamiento de Barcelona, el Museo Picasso o Televisión de Catalunya me han permitido degustar las pequeñas delicias del trabajo minucioso y paciente de la tipografía y la composición.